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Estados Unidos demanda a Facebook por monopolio y le exige deshacerse de Instagram y WhatsApp

  • La compañía responde y acusa al país de ignorar los efectos de la demanda para los usuarios. 
  • Los GAFA son monopolio: el congreso de EEUU dice que Facebook, Amazon, Apple y Google aplastan a su competencia.

El fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, durante la conferencia anual de desarrolladores F8 de Facebook, en San José, California, EE UU.

Las autoridades de 48 estados y el Gobierno federal de EE UU demandaron este miércoles a Facebook por supuestamente violar normas en favor de la libre competencia y con el objetivo de terminar con su “monopolio ilegal“. En respuesta, la compañía acusa al país de ignorar los efectos que tendrán sobre la comunidad empresarial y los usuarios de sus servicios.

Prácticamente en paralelo, la Comisión Federal del Comercio (FTC, por sus siglas en inglés) y los fiscales generales de 48 estados dieron a conocer sendas acciones judiciales contra la compañía que dirige Mark Zuckerberg.

Ambas acusan a Facebook de adquirir de forma ilegal a competidores como Instagram o WhatsApp y privar de esta forma a los consumidores de los beneficios de un mercado competitivo y de mejores protecciones de privacidad.

Entre las medidas que buscan destaca la posibilidad de que los tribunales fuercen a Facebook a deshacerse de esas dos populares aplicaciones, que compró por miles de millones de dólares.

Una larga investigación tras la adquisición de las apps

“Durante casi una década, Facebook ha usado su dominio y poder de monopolio para aplastar a rivales más pequeños y terminar con la competencia, todo en perjuicio de los usuarios cotidianos”, señaló la fiscal general del estado de Nueva York, Letitia James, que lideró la demanda estatal.

El director de la Oficina de Competencia de la FTC, Ian Conner, apuntó en un comunicado que el objetivo del Gobierno es frenar la “conducta de Facebook” y “restaurar la competencia” en el mercado.

Las demandas son resultado de una larga investigación, centrada sobre todo en las adquisiciones de Instagram y WhatsApp, que permitieron a Facebook lograr un gran dominio de las redes sociales y de mensajería instantánea.

La empresa californiana pagó en 2012 unos 1.000 millones de dólares para hacerse con Instagram y en 2014 desembolsó 19.000 millones para comprar WhatsApp.

“Facebook usó su poder para suprimir la competencia”

Las autoridades defienden que con esas compras Facebook ha podido controlar la competencia, dictar los términos para los desarrolladores que usan esas plataformas y ganar miles de millones de dólares con la venta de publicidad.

“En lugar de competir en base a los méritos, Facebook usó su poder para suprimir la competencia y así poder aprovecharse de los usuarios y ganar miles de millones convirtiendo los datos personales en una vaca lechera”, denunció James. 

Facebook, por su parte, argumenta que “tras haber aprobado sus adquisiciones hace años, ahora el Gobierno quiere un segundo intento sin importarle el impacto que un precedente así tendría para el conjunto de la comunidad empresarial o para la gente que elige usar sus productos cada día”, indicaron desde la red social en un comunicado

Tras anunciarse las demandas, las acciones de la compañía en Wall Street cayeron con fuerza, aunque poco después lograron estabilizarse y a una media hora del cierre perdían alrededor de un 1,80%.

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Qué es Twitch y qué hay detrás de sus millonarias audiencias

Twitch se ha convertido en la televisión para muchos millenials.

Si no sabes qué es Twitch, ve y pregúntale al pariente en casa que no supere la treintena.

Es una plataforma de videos en vivo en línea que en los últimos años consumen tus hijos, hermanos, sobrinos y primos más jóvenes. Para ellos, es su televisión.

Para situarte, por lo general se trata de una persona que pone una cámara frente a su computadora, empieza la transmisión en vivo y desde su silla charla directamente con su audiencia sobre cualquier tema que se te pueda ocurrir mientras juega un videojuego, analiza una noticia o comenta publicaciones en la red.

Al principio, Twitch lo usaban fundamentalmente los gamers, aficionados a los videojuegos que retransmitían sus partidas con toda una red de seguidores. Millones, en muchos casos.

Pero en los últimos meses la plataforma ha mutado rápido y se ha llenado de creadores de contenido con canales de toda índole: influencers, cocineros, viajeros, periodistas o artistas. Ser streamer –como se le conoce a los que retransmiten- parece estar de moda.

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¿Es WhatsApp realmente una aplicación segura?

Como en cualquier aplicación o red social, los usuarios que emplean la «app» de mensajería están expuestos a una serie de riesgos. Para evitarlos, es capital poder reconocerlos

No cabe duda de que, en tiempos de pandemia, mantener la comunicación con los (anteriormente conocidos como) más cercanos sin hacer uso de WhatsApp sería una misión complicada. La aplicación de mensajería propiedad de Facebook cuenta con más de 2.000 millones de usuarios; y por mucho que Telegram crezca, alcanzar esa penetración se antoja complicado. Espcialmente en el corto o el medio plazo. Y eso aunque a la «app» de mensajería por antonomasia le crezcan los enanos.

Recientemente, la plataforma propiedad de Mark Zuckerberg anunció que el 15 de mayo actualizará sus condiciones de uso y comenzará a compartir datos con Facebook con fines comerciales. La medida no tendrá efecto en los países de la Unión Europea y Reino Unido gracias al Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), que no lo permite; pero eso no significa que los usuarios estén libres de riesgo cuando emplean la «app» de mensajería. La empresa de seguridad española Panda Securiy apunta en un comunicado que es crucial conocer los riesgos a los que se hace frente cuando se emplea la «app» de mensajería. Y van mucho más allá de la protección de los datos.

El peligro de los virus

Como en cualquier otra «app» o red social, hay amenazas y riesgos reales relacionados con WhatsApp. Por ello, desde Panda apuntan que es recomendable cambiar algunos puntos de la configuración de la aplicación para seguir usándola de la forma más segura posible. Lo primero que se debe hacer es evitar los contenidos maliciosos. La firma de seguridad apunta que lleva detectando desde hace años un aumento continuo de «malware» (virus informático) que se comparte por medio de enlaces y archivos adjuntos. Al abrirlos, se pueden ejecutar en nuestro teléfono.

«Por ello, lo más sensato es contar con capas de seguridad extra que velen por la seguridad de toda nuestra identidad digital, no de los dispositivos de forma individual. Debemos tener en cuenta que cada día tenemos más dispositivos conectados a las mismas plataformas y, con que un ciberdelincuente entre en uno de ellos, puede acceder a toda la información sensible que tenemos en el mundo digital», advierte Hervé Lambert, responsable de operaciones de Panda Security.

El robo de cuentas

Lo segundo, según Panda Security, es poner todas las trabas posibles para evitar que los ciberdelincuentes nos roben nuestras cuentas. Aunque es cierto que si un delincuente virtual se apodera de ella no puede acceder a ninguno de los mensajes que se había recibido antes del ataque, pero está claro que recibirá todos los mensajes que te envíen durante el tiempo que tengan el control. Además, podrán ver toda la información y los contactos de las personas que te escriban durante ese tiempo, ya sea por mensajes privados o de grupo.

«Uno de los ciberataques que más ha aumentado en 2020 ha sido el del robo de credenciales para acceder a WhatsApp», recuerda Hervé Lambert. Sin embargo, los hackers no suelen usar «malware» para esto. Se sirven de la ingeniería social y de mensajes estándar para engañar a sus víctimas. En concreto, las engañan para que les envíen el SMS de activación de WhatsApp cuando se da de alta la app en un teléfono nuevo.

El engaño es bastante sencillo y es muy fácil caer en él: el ciberdelincuente, que previamente ha robado la cuenta de una persona que te tiene en su lista de contactos, te envía un mensaje similar a este: «Perdona, pero por error puse tu número como teléfono de recuperación de WhatsApp y te han enviado un SMS con un código. Por favor, ¿puedes reenviármelo? Es que si no, no puedo instalarlo en el móvil nuevo. Gracias».

Cuando la víctima le envía ese mensaje, lo que realmente está haciendo es darle la clave de acceso a su cuenta de WhatsApp. A partir de ese momento, el ciberdelincuente se hace con el acceso de la cuenta durante el tiempo que tarde la víctima en darse cuenta del engaño y consiga recuperarla.

Afortunadamente, este riesgo es bastante fácil de evitar si se configura WhatsApp correctamente. Desde hace algunos meses, es posible agregar un número PIN secreto en la aplicación que hay que introducir antes de empezar la app. Sin este código, el atacante no podrá secuestrar la cuenta, incluso si se apodera de ese código SMS.

Copias de seguridad y dispositivos asociados

Pero el mayor riesgo de todos los que acechan actualmente a WhatsApp son las copias de seguridad. Como decíamos al principio, todos los mensajes que se envían están cifrados de extremo a extremo. Sin embargo, cuando se sube un respaldo o backup del historial de mensajes en la nube de Google o de Apple, esas copias de seguridad dejan de estar cifradas.

Aunque todavía no hay datos que indiquen que haya habido ninguna filtración de datos en estas nubes, lo cierto es que Apple y Google pueden acceder a toda esa información, invalidando, por tanto, el propósito del cifrado de extremo a extremo. Por tanto, si alguien consigue acceder a tu nube o al ordenador que utilizas para acceder a ella, tendrá acceso a todo lo que has compartido en WhatsApp.

A veces olvidamos que toda la información que compartimos en dispositivos y plataformas digitales puede convertirse en un rastro de migas que los ciberdelincuentes pueden seguir para llegar a sus fines. A veces, sólo utilizan a sus víctimas como meros «vehículos para llegar a otras personas. Así, aunque pensemos que no somos nadie importante como para que me roben mi información, siempre conocemos a otras personas que si manejan datos sensibles en su trabajo o en su vida privada. Si por medio de una vulneración de nuestra seguridad, consiguen llegar a otras personas, estaremos siendo cómplices indirectos de los malhechores, si no aplicamos las medidas de seguridad mínima en nuestra vida digital», apostilla Hervé Lambert.